AMANECER CON DESCONCIERTO
Encontré tu sonrisa en mi bolsillo.
Debió esconderse allí de madrugada.
La hallé con su pistola preparada,
tenía un dedo firme en el gatillo.
¡Maldigo esa sonrisa! ¡Qué disparo
a bocajarro y con alevosía!
¡Menuda catarata de agua fría,
marea que absorbió mi desamparo!
Yo era un ser impertérrito sin ella
-ensombrecido, gris, sin sobresaltos,
sin cuestionarme si la vida es bella-.
¡Qué descarada y loca tu sonrisa,
que salió del bolsillo dando saltos
y mis lágrimas se bebió deprisa!
(Un poema de "Corazón inmueble". David G. Lago. Lastura ediciones, 2017)
Y aquí dejo un enlace a la versión del poema que musicó El Vera, amigo y cantautor cordobés:
https://www.youtube.com/watch?v=hSa9MXqhimk
martes, 15 de mayo de 2018
miércoles, 2 de mayo de 2018
LA MIRADA DEL PRESIDENTE (microrrelato)
Desde hace algunos años estoy muy volcado en la creación poética. No obstante, también he realizado alguna incursión en el relato corto, cuento y microrrelato. Últimamente he escrito varios microrrelatos, género que me va interesando cada vez más y que, además, se adapta a las exigencias de estos tiempos modernos que nos limitan cada vez más el tiempo del que disponemos. El caso es que he recordado que hace 3 años, un microrrelato mío fue finalista en el I Certamen de poesía y microrrelato "Casa de la juventud" del Ayuntamiento de Córdoba, el mismo certamen en el que también fue finalista mi poema "Corazón inmueble" (que ya compartí en su día en este blog). Y hoy me apetece compartir ese microrrelato; no sólo de poesía vive el escritor.
LA MIRADA DEL PRESIDENTE
Aquella mañana, Gregorio H. Lake se levantó antes de lo habitual. Llevaba tres meses sin tocar el lienzo. Solamente le faltaban unas pinceladas para concluir su encargo más relevante: un retrato del presidente. ¿Qué fuerza extraña paralizaba ahora su pincel? Mientras se lavaba la cara ante el espejo lo tuvo claro. Su obsesión era la mirada del presidente. Tuvo tres sesiones "del natural" con su modelo, y en todas ellas sintió escalofríos al ser observado por esa impenetrable, fría y arrogante mirada. Sin embargo, cuando trabajaba solo, su pintura fluía con naturalidad, de manera firme y enérgica. Pero ahora estaba atascado ante lo que él llamaba "el toque final".
Aquel domingo, el artista halló la solución observando su propia mirada ante el espejo. Se dirigió decididamente al estudio. Pegó dos monedas plateadas sobre los ojos ya pintados del presidente. Y bautizó el cuadro: "La mirada del presidente". Óleo sobre lienzo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)