JUDAS SE OCULTA DETRÁS DEL ARMARIO
Judas se oculta detrás del armario.
Se aloja ahí desde mi infancia.
Es una sombra silenciosa
que espera paciente mi letargo
para darme un beso de buenas noches.
Judas acecha tras su cobardía,
aguarda impaciente para entregarme.
Sueña con sus treinta monedas infieles,
las huele, las muerde, las saborea,
las cambia por besos lascivos
antes incluso de cobrarlas.
Ese es su error de cada noche.
Me vende por adelantado,
piel de oso, cántaro de leche,
sin atender al cartel en mi pecho:
"Aquí no se fía".
Judas es buen cazador,
pero nunca fui presa fácil.
Quiere deshacerse de mí sin sudar, ignorando
que el dinero es sudor de frente condensado.
Judas se bebe mis ronquidos,
me besa a traición,
nota el sudor en mi frente,
le sabe a metálico, a moneda de plata.
Pero nunca cobra lo prometido.
Ignora el cartel en mi pecho,
ese que dice en inflexibles mayúsculas:
"No estoy en venta".
Él ya lo había malgastado mi recompensa
y sigue acumulando deudas,
noche tras noche, traición tras traición.
Judas se esconde detrás del armario.
Ahí lleva treinta y tres años. Cada vez más pobre.
Un poema de "33 reflexiones que Cristo haría en mi lugar" (Esdrújula Ediciones, 2016).