El pasado mes de agosto tuve la oportunidad de visitar en Bergen el Kode Art Museum 3. En él me pude deleitar ante la obra de uno de mis pintores favoritos: Edvard Munch. De entre sus poderosos cuadros, me impactó especialmente contemplar en directo el titulado "Atardecer en la calle Karl Johan", un lienzo que ejerció sobre mí un efecto hipnótico y arrebatador. Ante él reflexioné sobre la incierta deriva que está tomando nuestra sociedad. Se trata de una obra de 1892 y, sin embargo, la vigencia de su mensaje es absoluta. Allí mismo, delante de esta magnífica pintura, escribí este poema:
TRAS LA ESTELA DE MUNCH
Caminan con cara de muertos vivientes.
No hacen camino al andar.
No piensan, no sienten, no miran el mundo que tienen delante.
Caminan debido a la inercia,
se dejan llevar por corrientes marinas
-medusas con formas humanas-.
Serás arrastrado por ellos si no te desvías.
Serás transportado a su mundo de muertos vivientes.
Serás abducido si no das la vuelta, te vistes de sombra y caminas en contra de su necedad.
Yo prefiero vestirme de oscuro.
Me voy tras los pasos de Munch.
(Bergen, 9 de agosto de 2017)